Especial CLP/Carache
El 4 de febrero se cumplieron 23 años de la rebelión
cívico-militar, en los que un grupo de jóvenes revolucionarios, comprometidos
con la honra de su uniforme, se alzaron contra las políticas neoliberales que
había sumido al pueblo en la más dura miseria. Fue un levantamiento que reavivó
la esperanza de los venezolanos, que hoy mantiene firme esa llamarada por la
construcción de la patria justa.
En 1992, el gobierno del adeco Carlos Andrés Pérez entraba
al tercer año de su segundo período con un escenario político y social camino
al abismo. Habían pasado tres años, del estallido social del 27 de febrero de
1989, en el que fueron asesinadas centenares de personas en protesta contra las
medidas neoliberales del Fondo Monetario Internacional (FMI), impuestas por el
presidente Pérez. Para esa fecha, la pobreza abarcaba para entonces un 67,2% de
la población, de las cuales el 34,1% se hallaba en pobreza absoluta, resultado
de la aplicación del paquete económico neoliberal denominado El Viraje, que
implicó la disminución de la inversión social, la privatización de las empresas
públicas, liberación de los precios y de las tasas de interés bancario, el alto
costo y la escasez de alimentos, entre otras medidas impuestas por el Fondo
Monetario Internacional (FMI). Además, las denuncias contra el gobierno de
Pérez por la corrupción generalizada eran perennes. Se estima que para inicios
de ese año la Comisión de Contraloría del extinto Congreso de la República
procesaba más de 200 casos de corrupción cometidos en la administración
central. Ante la aplicación de políticas que favorecían a los pudientes
sectores financieros y económicos y perjudicaban al pueblo humilde, un grupo de
militares patriotas, organizados en el Movimiento Bolivariano Revolucionario
200 (fundado el 24 de julio de 1983) y liderado por el teniente coronel, Hugo
Chávez Frías, se alzaron en armas por la emancipación y la construcción de una
sociedad más justa.
Operación Zamora
A las 10:10 de la noche del 3 de febrero
el presidente Pérez llega a Venezuela de un viaje a Suiza. En el aeropuerto es
alertado sobre el levantamiento. Con el desprecio que profesaba hacia las
luchas del pueblo, omite la información de su ministro de la Defensa, Fernando
Ochoa Antich, y se marcha a descansar a La Casona. Hora y media después decide
irse al Palacio de Miraflores. Pasada la medianoche de ese 3 de febrero los
jóvenes militares pusieron en marcha la Operación Zamora, utilizando los
cuarteles de Maracay como centro de ese movimiento y desde donde la Unidad de
Paracaidistas José Leonardo Chirinos de Maracay salió rumbo a Caracas para
tomar el poder. Así, la acción de la Operación Zamora comenzó a replicarse por
distintas partes del país. En el cuartel Libertador, en el estado Zulia, la voz
de mando estaba bajo la responsabilidad de Francisco Arias Cárdenas, mientras
que en Carabobo y Aragua la encabezaron Jesús Ortiz Contreras y Jesús Urdaneta
Hernández. Las coordinaciones de la Operación se extendieron asimismo en Mérida
y Táchira, así como en Barinas, Apure, zona de Oriente y en los estados Bolívar
y Amazonas. La rebelión buscaba controlar las principales unidades militares y
con ellas avanzar hacia Caracas desde Valencia y Maracay para conformar un
comando conjunto coordinado en el Museo Histórico Militar, en La Planicie. La
acción previó, además, ocupar Fuerte Tiuna y el Palacio de Miraflores, mientras
que en Zulia sería tomada Maracaibo y se avanzaría militarmente hacia
Barquisimeto. En los primeros minutos de iniciada la rebelión, el presidente
Pérez sostiene una reunión con su jefe de Casa Militar, Iván Carratú Molina y
con su ministro de Defensa, Fernando Ochoa Antich. Posteriormente, al ver un
tanque intentando penetrar el Palacio, huyen despavoridos. En La Planicie, en
la parroquia 23 de Enero, el comandante Hugo Chávez toma el mando del 422
Batallón de paracaidistas y una compañía de infantería, para ubicarse a 1.500
metros sobre Miraflores. Cerca de la 1:00 de la madrugada del martes 4 de
febrero se logra el control sobre Maracay, Valencia, Maracaibo, Miraflores,
Fuerte Tiuna, La Carlota, La Casona, La Planicie y parte de la parroquia 23 de
Enero. En los alrededores de La Planicie se encontraba el pueblo para apoyar el
movimiento cívico-militar. Sin embargo, tanques y aviones comprometidos con la
rebelión no llegaron a Caracas y los talleres de comunicación de Fuerte Tiuna
fueron intervenidos.
Por ahora y por siempre
Alrededor de las 9:30 de la mañana,
Chávez es detenido en La Planicie y transmite a sus soldados que lo acompañaban
y a los almacenes militares y piquetes emplazados en la zona, su decisión de
retirada. Una vez en el Ministerio de la Defensa, donde se encontraban
periodistas y medios, se presenta ante las cámaras y asume valientemente su
responsabilidad y se dirige a sus compañeros de armas y al pueblo con una frase
que marcó la historia venezolana a finales del siglo XX: “Por ahora, los
objetivos que nos planteamos no fueron logrados”. “Y yo ante el país y ante
ustedes, asumo la responsabilidad de este movimiento militar bolivariano”,
dijo. La rebelión militar de 1992 fue -como lo dijo Chávez, en 2011-un
disparador- que tenía como horizonte allanar el camino para la construcción de
la patria justa y soberana. Fue un movimiento que despertó la conciencia y la
esperanza en el pueblo, del pueblo que hoy está decidido a mantener el
inexorable espíritu del 4F, que abrió las compuertas para el inicio de la
Revolución Bolivariana y dejar atrás para siempre el neoliberalismo
puntofijista."
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